Aunque no es exclusivamente ambiental, también se relaciona con la sostenibilidad. Mide el impacto social de nuestras acciones, considerando aspectos como la equidad, la justicia y la calidad de vida.
Calcula las emisiones de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono) generadas por nuestras actividades. Incluye tanto las emisiones directas (como el uso de combustibles fósiles) como las indirectas (como la producción y transporte de bienes).
Evalúa el uso de agua en nuestras actividades cotidianas. Comprende el agua directa (la que consumimos) y el agua indirecta (la utilizada en la producción de bienes y servicios que consumimos).